Los realistas de Montevideo dominaban los ríos con su flota, asolaban las ciudades costeras y hacían frecuentes desembarcos para obtener tropas y alimentos.
El 28 de enero, el Triunvirato ordenó al coronel San Martín proteger las costas del Paraná del desembarco realista. Desde la primera carga, el caballo de San Martín fue puesto en tierra. El granadero Baigorria atravezó con su lanza a un soldado español que intentaba herir a San Martín. San Martín regresó a Buenos Aires triunfal.
El Triunvirato decidió enviar a San Martín al norte con un pequeño ejército de infantería y el cuerpo de Granaderos a Caballo. En enero igualmente, San Martín tomó el mando del Ejército del Norte, quedando Belgrano su subordinado.
La armada realista, dirigida por el general Pezuela, amenazaba las provincias de Salta y Jujuy.
Este ejército causó estragos en las tropas realistas levantando al pueblo contra el enemigo.
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